jueves, 3 de abril de 2008

En relación a la sequía

Las aguas están revueltas estos días en nuestro territorio a causa del problema que comporta el estado de los embalses que abastecen Barcelona y su área metropolitana.

No deja de ser un problema y grave por cuanto estamos hablando del abastecimiento de cinco millones de habitantes, pero desde luego discrepo de la solución planteada por parte del conseller de Medi Ambient i Habitatge, Francesc Baltasar (ICV), de trasvasar agua de la cabecera del Segre, como solución.

Las Tierras del Ebro tuvieron que mantener una larga lucha contra la propuesta del trasvase del Ebro, que urdieron los gobiernos del PP i CIU.

Gracias al compromiso del gobierno socialista de José Luís Rodríguez Zapatero, se consiguió derogar este trasvase, que hubiera hipotecado definitivamente el futuro de nuestro territorio. En la anterior legislatura el Ministerio de Medioambiente y su titular Cristina Narbona, con todo su equipo, apostaron por la nueva cultura del agua, el ahorro, la reutilización, la eficiencia y la desalación, en consonancia con la Directiva Marco del Agua. Pienso que este ministerio ha hecho una buena política en materia de medioambiente, durante toda la legislatura pasada y espero que la pueda continuar y mejorar en el futuro.

Para mí, no es aceptable a estas alturas que se plantee el trasvase del Segre, como solución. Si hoy, se hace un trasvase a Barcelona, aunque no sea con ánimo de perpetuidad, con que argumentos se puede oponer el gobierno a cubrir una situación de emergencia a Castellón, Valencia, Murcia o Almería. Situación que no esta muy lejos de la vuelta de la esquina, dada la creciente demanda de agua por los nuevos regadíos y la especulación urbanística realizada en todo el litoral mediterráneo, la cual parece no tener fin.

Es necesario superar la situación crítica del Área Metropolitana de Barcelona, estaréis de acuerdo conmigo, respecto a que la gestión realizada por el Departamento de Medio Ambiente de Francesc Baltasar, para resolver una situación calificada de emergencia, que por otro lado ya hace tiempo que era predecible, no ha sido la más adecuada. El secretismo y la falta de transparencia tampoco es que ayuden mucho. En primer lugar, se ha de saber el agua que realmente es necesaria para no perjudicar a los cinco millones de persones que viven en Barcelona y su área metropolitana y con los estudios en la mano, buscar otras soluciones que de hecho ya están en la agenda política.

Considero que se ha de acelerar de forma urgente las obras de la desaladora del Prat, pendiente desde el 2004. Y desde luego me posiciono en contra de los trasvases permanentes de aguas, un gobierno de izquierdas, como el nuestro, ha de equilibrar territorios y para mí la solución no esta en absorber los recursos de las zonas con menos habitantes y menos inversiones.

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